LEGITIMIDAD DE ROJAS (MEDIOS ESTATALES) VS. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
En medio del intento por lograr construir un sistema de legitimidad por fuera del tradicional consenso entre las elites bipartidistas tradicionales, Rojas Pinilla hizo un amplio manejo de los medios masivos de comunicación, a través de los cuales se llevó a cabo una gran red de propaganda a su gobierno, a sus obras y a su imagen política. No obstante, este manejo no difería en mucho del que se había hecho en años anteriores. Desde hacía tiempo era evidente la politización de los medios, hecho que se expresaba básicamente en dos fenómenos que no se excluían entre sí, antes más bien iban de la mano: por un lado, en el control y uso partidista de la información a través de la radio o el periódico en medio del escenario nacional de los intensos enfrentamientos políticos, y, por el otro, en el intento estatal de utilizarlos para hacerse ver y oír dentro de la población y para llevar a cabo sus políticas culturales de masas (por ejemplo en los proyectos de Cultura aldeana, Escuelas ambulantes y el cine educativo).
Los medios masivos de comunicación se mostraban como espacios estratégicos de necesario y disputado control. Muestra del grado de politización al que habían llegado estas tecnologías ya para 1953, es el hecho de que gran parte de la oposición al gobierno de Rojas se llevó a cabo desde los editoriales de la gran prensa, esa a través de la cual se expresaban los intereses y puntos de vista de las elites políticas y económicas bipartidistas. Era desde allí que se juzgaba y condenaba al régimen, y desde donde se había llamado al pueblo colombiano a conformar un Frente Democrático en defensa de las “libertades” constitucionales. Rojas libraba una lucha mediática con sus adversarios que se expresaba en los diarios, en la radio y en las censuras y decretos que intentaban controlar la información y declaraciones de la oposición, batalla en la que además se disputaba la legítima representación de la opinión pública y del interés nacional.
En cumplimiento de sus convicciones, el General lanzó en 1954 un decreto que penalizaba las calumnias y/o las injurias que se hicieran públicamente a su gobierno; además, a través de un estatuto de radio intentaba reglamentar la información transmitida. En 1955 censuró a la prensa argumentando la necesidad de garantizar “una prensa libre pero responsable” y ese mismo año clausuró el periódico El Tiempo, que ejercía la más dura oposición y que en 1956 reapareció como Intermedio. El periódico laureanista El Gráfico dejó de circular debido a una multa impuesta por el gobierno por difamación y reapareció como Información, a El Espectador se le negó la autorización para publicar una carta en contra del presidente y dejó de circular para reaparecer con el nombre de El Independiente en 1956. Además, los discursos del presidente criticaban duramente el desempeño de los grandes periódicos, y más aún el de sus periodistas que, según él, estaban sólo al servicio de los intereses de quienes les pagaban.
Rojas Pinilla supo aprovechar el lugar estratégico de los nuevos medios de comunicación, concretando en poco tiempo una red de propaganda intensa, dentro de la cual se crearon y movilizaron símbolos que tendrían un papel importante dentro del escenario político nacional unos años después. Convencido de la importancia del manejo mediático, puso a su disposición la Oficina de Información y Propaganda del Estado -Odipe-, que había sido creada durante la administración de Laureano Gómez en 1952 y desde la cual se controlaría la radio, los periódicos y se manejaría la imagen de Rojas bajo la dirección de Jorge Luis Arango. Más tarde, en agosto de 1956, creó la Empresa Nacional de Publicaciones -ENP-, organismo oficial que controlaría desde la importación del papel hasta los impresos, y desde el cual se empezó a publicar en 1956 el periódico Diario Oficial, que con un bajísimo costo al público (dos centavos cada ejemplar frente a 15 centavos de los otros periódicos) buscaba poner la voz del gobierno al alcance de un consumo masivo. Además, creó en 1955 el radio periódico Actualidad Nacional, desde el cual se ejercía una dura crítica a los magnates “del periodismo, se transmitía información oficial y el ideario rojista. Al tiempo, emprendió una amplia campaña visual que incluía la difusión de fotos y afiches con su imagen y el símbolo de la “Tercera Fuerza”. Las obras de infraestructura y demás, realizadas durante su gobierno, fueron bautizadas con su nombre y con el de “Movimiento 13 de Junio”.
Por medio de telegramas, microgramas y discos se difundieron sus consignas, un noticiero oficial presentado antes y después de cada función de cine era el encargado de mostrar las actividades realizadas por el presidente, donde además se proyectaba un vidrio con su imagen; al mismo tiempo, se publicaron libros como Seis meses de gobierno, El 13 de Junio. Rojas escribió El ideario de la “Tercera Fuerza” y El pensamiento económico y social del presidente; y Lucio Pabón Núñez, por su parte, escribió El conservatismo y el programa católico-bolivariano del presidente Rojas Pinilla. Además, la televisión nacional, inaugurada el 13 de junio de 1954 dentro del marco de los eventos programados para la celebración del primer año de gobierno, tuvo como presentación durante sus primeros meses de actividad una imagen fija donde aparecía el General, al lado suyo un cuadro de Bolívar y sobrepuesta una cámara de televisión.
El uso mediático para fines político-propagandísticos se venía dando desde años atrás dentro de las dinámicas de la competencia política nacional, lo que evidenciaba la claridad de nuestras elites acerca de la necesidad de ejercer un control sobre las nuevas tecnologías de comunicación; al tiempo que se fortalecía su convicción de ser ellas “instrumentos” del
Estado, y en éste sentido, de ser medios de comunicación entre el Estado y el pueblo, aunque no en sentido contrario. En la misma dirección se encaminó el proyecto de las escuelas radiofónicas lanzado por el General, que se sustentaba en el trabajo que venía realizando el sacerdote José Joaquín Salcedo en el Valle de Sutatenza y que había sido retomado y apoyado por la Iglesia católica como parte de sus programas de “Acción Cultural Popular”.
Del cinematógrafo a la televisión educativa: el uso estatal de las tecnologías de comunicación en Colombia: 1935 – 1957. Por Marcela Uribe Sánchez ( Estudiante de la Maestría en Comunicación y Cultura de la Universidad de Buenos Aires. Miembro del grupo de investigación Comunicación, Cultura y Ciudadanía (IEPRI), Universidad Nacional de Colombia.)
CENSURA y OTRAS POLITICAS PARA LEGITIMARSE
Fue tan importante para el gobierno de Rojas el consenso entre la población, que uno de los factores primordiales que determinó su caída en mayo de 1957, fue precisamente la pérdida de respaldo de ciertos grupos de la opinión pública. En este sentido, fueron decisivos los incidentes del 8 y 9 de junio de 1954 en Bogotá en los que fueron asesinados nueve estudiantes que protestaban, y el cierre de los diarios El Tiempo y El Espectador. En cuanto al detrimento del apoyo de los partidos, se puede mencionar que fueron hechos cruciales la aprobación por parte de la ANAC (Asamblea Nacional Constituyente) de la reelección de Rojas por cuatro años y el lanzamiento del Movimiento de Acción Nacional (MAN) en enero de 1955 y de la Tercera Fuerza en junio de 1956, ya que formaban parte de un proyecto político que buscaba consolidarse independiente a los partidos tradicionales, y que evidenciaba los deseos de Rojas permanecer en el poder.
La Oficina de Información y Prensa del Estado (ODIPE) creada desde la administración de Laureano Gómez, por decreto 1102 de abril de 1952, como una dependencia de la presidencia cuyo fin era el control efectivo de la prensa y la radio, fue el ente encargado del manejo de la imagen de Rojas desde su primer año de gobierno. Además del control sobre la información que se le asignó desde el gobierno de Gómez, durante el gobierno de Rojas se le adicionó la organización de una red de propaganda destinada a resaltar las obras públicas y la imagen del presidente.
Una vez Rojas sube al poder el 13 de junio de 1953, nombró al frente de la Oficina de Información y Prensa del Estado (ODIPE) a Jorge Luis Arango Jaramillo, quien bajo el gobierno de Gómez había sido jefe de Publicaciones y Cinematografía Educativa del Ministerio de Educación y director de los Cuadernos de Cultura Popular Colombiana, que publicaba el gobierno. Uno de los propósitos de Arango como director de la ODIPE fue el de popularizar la imagen del nuevo presidente y darle a todas las actividades del nuevo gobierno un aire de fiesta y de grandiosidad.

Para esto la ODIPE asignó una gran cantidad de presupuesto para un comité de Propaganda y Restauración Nacional que viajaba por todo el país y que se encargaba, entre otras funciones, de distribuir y vigilar el uso adecuado de la propaganda oficial. Por una parte, se distribuyeron por todo el territorio nacional fotografías de Rojas para ser ubicadas en todas las alcaldías y municipalidades, así como discos con cuñas patrióticas. En cuanto a la campaña de divulgación de la imagen del gobierno militar en el poder y de la figura de Rojas por todos los medios de comunicación, se ordenó que en todos los telegramas y microgramas que enviaban los colombianos debían estar las consignas del gobierno: “El binomio Pueblo-Fuerzas Armadas salvará a Colombia”, “Por la patria: Paz, Justicia y Libertad” y “El gobierno de las Fuerzas Armadas le dará casa al campesino y al obrero”. Se ordenó además la impresión en edición de lujo de los libros “Seis meses de gobierno” y “El trece de junio”. En cuanto a los cines, se organizó un noticiero oficial dirigido a mostrar las actividades del presidente que debía ser presentado antes y después de las tres funciones diarias, junto con la proyección de un vidrio con la efigie del “Excelentísimo Señor Presidente apenas se apagaran las luces del teatro y antes de que se encendieran nuevamente. En cuanto a la radio, a través de la Radiodifusora Nacional, paralela a su función divulgadora de programas culturales, se trasmitieron las informaciones oficiales y las actividades del presidente. El Boletín de Programas de la Radiodifusora Nacional, publicaba en su edición de junio de 1954 la importancia de que junto a las trasmisiones de conciertos, de actos académicos, religiosos, conferencies culturales, etc., se pasaran los espacios dedicados a informaciones oficiales, ya que según ellos: “constituyen lazos naturales y lógicos de comunicación entre el Estado que gobierna y el pueblo que debe y quiere saber cómo se le está gobernando”.
Una actividad fundamental en el manejo de la imagen del gobierno y del presidente, fue la institucionalización de la fiesta del 13 de junio, fecha en la que se conmemoraba un año de la ascensión al poder de las Fuerzas Armadas. Sobre las actividades programadas para la celebración de lo que se conoció como la “Fiesta Cívica Nacional”, (Ayala) comenta:
Los teatros de Bogotá y los de todo el país pasaron primero, antes de cada una de sus funciones, un vidrio alusivo al primer aniversario. Más tarde un documental de dos rollos sobre el 13 de junio pasó también por todos los teatros del país, de maneras simultánea entre el 6 y el 14 de junio de 1954. El documental recreaba las condiciones en que se habían desarrollado los acontecimientos que llevaron a los militares al poder y se presentaban las obras adelantadas por el nuevo gobierno. Emblemas, gallardetes, calcomanías, banderines, afiches, galardonaron los espacios públicos nacionales. La DIPE pagó en casi todos los periódicos del país la inserción de una propaganda oficial alusiva al magno acontecimiento. Cada uno de los ministros de despacho tuvo la oportunidad, en los días previos al aniversario, de disertar por radio en cadena nacional sobre las actividades realizadas en su cartera.